Entrevistas del CD Alcázar

Jorge Acero Pereda

17/11/2022
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Jorge Acero Pereda, nuevo director técnico del club, es el primer entrevistado de esta temporada de la mano de Líniarquitectura, nuevo sponsor de esta sección y a quien desde estas líneas queremos agradecer su colaboración con el club.

 

¿Cuántos años tienes? 35.

 

¿De dónde eres? De Madrid.

 

Recuérdanos cuándo llegaste a la isla: Llegué a Menorca mediado el mes de agosto del año 2017, tras aceptar la propuesta deportiva que dos o tres meses antes me había hecho Rubén Pascual, entonces Director Técnico del club.

 

Después de estas temporadas en el club ¿cómo valoras la evolución del mismo? Lo que ha distinguido al CD Alcázar durante tantas décadas nunca perderá su valor, y nunca dejará de ser genial. Se trata de un club orgulloso de su historia, con una identidad muy marcada. ¡Y eso es lo que lo hace único! Más que de evolución, hablaría de resultados; no desde un punto de vista exclusivamente deportivo, sino sobre todo humano. Hablaría de cómo se mantiene aspirando a lo más alto, sin confundir (se en) el proceso. El reto sigue siendo mantener ese equilibrio, y durante estas cinco temporadas, pese a muchos y muy diferentes obstáculos, el CD Alcázar ha conseguido seguir siendo sinónimo de historia, de liderazgo, ambición, responsabilidad social, éxito, y cohesión. Y todo eso, más pronto que tarde, volverá a apreciarse.

 

¿Cuál es la mayor alegría que has vivido como rojillo? Aunque todas las temporadas han sido especiales por unas cosas o por otras (todavía celebramos el extraordinario giro argumental que hace unos meses protagonizó nuestro Cadete Femenino en La Salle), sin duda la mayor alegría llegó hace cuatro temporadas de la mano de un equipo al que tuve la suerte de ayudar a cumplir un sueño que perseguía (sin dejar de trabajar) desde hacía muchos años. Todos los Campeonatos de Baleares son únicos, pero… ¡aquel en La Salle Palma lo fue de verdad! Aquel equipo disfrutó, e hizo disfrutar… ¡a propios y extraños! Y se llevó un insuperable premio (a la constancia, a la ambición, etc.) del que no se olvidará nunca jamás por todo lo vivido tanto dentro, como sobre todo fuera de la cancha. Porque más allá de lo que superaron, fue cómo (¡y quiénes!) lo consiguieron. ¿Ganamos? Sí. Pero por habernos conocido.

 

¿Y la mayor frustración vivida como alcazareño? Aun a riesgo de que pueda parecer una respuesta un tanto tópica, el peor momento vivido durante estas cinco temporadas llegó en el mes de marzo de 2020, cuando una inoportuna pandemia no sólo interrumpió la competición, sino que no nos permitió completarla. Y es que aunque el confinamiento sorprendió a todos por igual, aquel Junior Femenino supo rehacerse y, consciente de la reválida a la que iba a enfrentarse cuando el virus remitiese, se entregó en cuerpo y alma para mantenerse en forma. Entrenamientos. Sesiones de scouting. Reuniones. Playlists

 

¡Todo(s) preparado(s)! Pero al volver a cancha tuvimos que despedirnos de la temporada. Y con ella, de una generación muy especial, que pese a tenerlo todo bajo control una vez más, no tuvo la oportunidad de rematar una nueva (¡su última!) obra maestra. Un triste contratiempo al que entonces nos resignamos, y que todavía hoy recordamos con cierta añoranza. Dicen que el porvenir es un álbum de fotos que aún están por hacer. Y (también) esa temporada, el nuestro era enorme.

 

Con el cargo de director técnico, ¿cómo te has encontrado el club? Mi conexión con el resto de entrenadores es ahora (aún) más estrecha; el contacto, el intercambio, mucho más intenso. Y se respira ilusión, confianza, convicción. Gran parte de mi trabajo gira en torno a una planificación cuya gestión es constante, como hasta ahora, pero a largo plazo, algo que el resto del club, tanto entrenadores como directivos, entiende exactamente igual a la hora de dirigir sus diferentes parcelas.

 

Aunque con cierta prudencia, pues muchos estamos estrenándonos afrontando distintos desafíos, el club sigue mirando al frente. Atrás únicamente para aprender de los errores; al frente para hacer nuestro cada proyecto. ¡Estoy rodeado de profesionales! Que además de carácter, y ambición, no sólo aportan en términos deportivos, sino que encajan con la esencia (familiar) del club. ¡Ganadores! Y ganadores con empatía. Un equipo, al fin y al cabo, ‘sólo’ es cuestión de cohesión.

 

¿Cómo ves el presente y el futuro del club? En el CD Alcázar tienes que ser capaz de soportar el viento en contra. De ahí que lo más importante sea tener buenos cimientos sobre los que todo permanezca estable, y nada se tambalee cuando sople tramontana. Vigilar este proceso, dinámico (y para nada inalterable), es una parte esencial de nuestra gestión diaria, pero las bases son sólidas, lo que va a permitir mantener la sostenibilidad del club desde un sinfín de prismas.

 

El presente, como su propio nombre indica, es un regalo. Se respira un ambiente genial, muy sano, que invita al optimismo después de meses nada fáciles. Y el futuro vendrá tan cargado de éxito(s) como capaces seamos de disfrutar del día a día, de un proceso que, aunque ambicioso, no pervierta la identidad del club por mayúscula que sea la aventura en la que nos embarquemos.

 

¿Y del baloncesto menorquín? Incierto, por la falta de consenso. Debemos tender más puentes entre los clubes, generar más sinergias, y no tanta antipatía como consecuencia de la competición, a momentos insana, y de históricas (¡aunque desfasadas!) líneas rojas que no todos están dispuestos a borrar, o cuanto menos traspasar. Sin comunicación no se pueden establecer vínculos, y sin estos no habrá crecimiento de ningún tipo.

 

Dicho esto, teniendo en cuenta la intensidad y la pasión con la que se vive el baloncesto en la isla, no tengo ninguna duda de que futuro tiene. ¡Pero! Hay que sembrarlo. Día a día. Goza de muy buena salud, y de un tiempo a esta parte la diferencia con los equipos tanto de Mallorca como de Ibiza ha ido reduciéndose, circunstancia que refuerza pero en algún caso corrompe el camino trazado. Lo difícil es relativizar, ponerlo todo en perspectiva. Y continuar sembrando futuro.

 

¿Qué objetivos te has planteado para esta primera temporada? Día a día soy mucho más consciente del trabajo (¡de la responsabilidad!) que supone dirigir un club con tanta masa social como el nuestro. Confío en mi experiencia tanto personal como profesional para intentar desarrollar un proyecto que ha de aceptar la diferencia para hacer encajar (dentro y fuera de la cancha) todas las piezas necesarias para sacarlo adelante.

 

De ahí que nos hayamos obsesionado con mejorar la calidad de los entrenamientos, tanto cuantitativa como cualitativamente, trazando un proyecto común, en el que todos y cada uno de sus agentes se identifiquen con todos los equipos del club, capaces todos ellos de transmitir dedicación, disciplina, diversión, deseo, pasión, espíritu de equipo… ¡Orgullo! Por formar parte del CD Alcázar.

 

Una de las cosas que más valoro de mi equipo, es la desinteresada voluntad de nuestros mejores entrenadores de transmitir su experiencia. De esta forma es mucho más sencillo mantener conversaciones prácticamente diarias que nos permiten estar cerca de todos los equipos, pudiendo identificar su(s) estado(s) de ánimo, necesario para poder llegar a producir la mejor imagen de conjunto posible. ¿Los resultados? Llegarán (seguro), pero como consecuencia del trabajo diario, no porque nos obsesionemos con ellos.

 

¿Nos explicas un poco tu método? Mientras descansamos, los demás se preparan para superarnos así que, si queremos mantener el nivel, o superarlo… ¡tenemos que trabajar más! ¡Y mejor! Convenciendo. No imponiendo. Haciendo partícipes a todos. Confiando, y dando valor, a todo tipo de procesos tanto deportivos como humanos. Y sacudiéndose el miedo no sólo a tomar decisiones (quizás lo más interesante de nuestro trabajo), si no a cometer errores, pues aun teniéndolo todo bajo control, siempre surgen imprevistos.

 

El reto está en equilibrarlo todo de manera que pueda convivir en uno mismo cierta dosis de exigencia, y la siempre necesaria satisfacción, tanto personal como colectiva. Si los resultados han de llegar, que lo hagan porque preparados para aprender, vamos a seguir creciendo y, por ello, trabajando cada día con más convicción.

 

Después de tantos años en el mundo del baloncesto, ¿tienes alguna anécdota que se pueda contar? ¡Muchas! Me han cundido estas cinco primeras temporadas (ríe). Pero recuerdo que con la propuesta deportiva, el club me ofreció la simpática “posibilidad de aprender catalán”. ¡Y en seguida pensé en Pep Guardiola! Que a su llegada al Bayern de Munich sorprendió a todos hablando en un (casi) perfecto alemán. Pensé que el catalán sería un soporte más, pero.. ¡nada más lejos de la realidad! Era una herramienta más que necesaria. Así que durante los primeros meses tuve que “agudizar el ingenio” en más de una ocasión para seguir el hilo de los entrenamientos, para no desentonar en los tiempos muertos, mantener conversaciones con algunas jugadoras, etc.

 

¡Fue una aventura muy divertida! Durante el proceso, mi dicción me jugó alguna que otra mala pasada en algún vestuario, preparé los entrenamientos en catalán, me vi ‘obligado’ a hacer un playback muy digno cantando (?) Un senyor damunt un ruc (guindola en ristre) en el centro de la cancha de La Salle Palma, leía en catalán durante los viajes para que las jugadoras pudieran resolverme dudas de vocabulario, etc. Una mezcla de “tiza” y desafío, liderada en el día a día por Andrea (Pons Thomas), gracias a la cual pude adaptarme aún más a la isla, al club… en menos tiempo del que nunca hubiese imaginado.

 

¿Tienes tiempo para alguna afición? El tiempo que no dedico al baloncesto, que no es mucho, me encanta mantenerme en contacto conmigo mismo, y a eso me ayudan mucho los míos, aunque leer, pasear, ver series de televisión, etc., también me permite de alguna forma desconectar, y alejarme de tanto ruido.

 

¡Gracias Jorge y mucha suerte esta temporada!

Gracias también a Líniarquitectura por unirse a nuestro proyecto y colaborar.

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